Las mujeres me miran con envidia cuando paso tomada de la mano de Rogelio. Para mí él nunca ha sido importante y no me provoca ninguna sensación más allá de las que he sentido con otros hombres.
Nos conocimos en un bar del centro una noche en la que yo tenía ganas de tener sexo sin compromiso. Rogelio era un tipo con colmillo, sabía qué decir y cuando hacerlo. Me gustó seguir todos los rituales extraños que hacen los hombres para tener sexo, pero sabía que el tal Rogelio amaba ilusionar y luego abandonar.
No sé si fueron mis brillantes respuestas a sus capciosas preguntas o mi poderoso escote, pero cuando lo invité a mi departamento aceptó muy gustoso. Rogelio me parecía un hombre especial, pero desde que conocí su enorme secreto azul no dudo acerca de su peculiaridad. Naturalmente ante tal confesión tácita él se mostró inseguro y esperaba mi reacción. A mí no me importó su secreto, lo único que quería era olvidarme de Antonio, mi ex novio.
Una vez que estuvimos juntos me di cuenta de quien era realmente Rogelio: un inseguro pusilánime.
Desde aquel evento Rogelio me adora y ha dejado de tener romances con otras mujeres, pero yo continúo teniendo encuentros con Antonio. No significa nada para mí.
WHOOOOOOOAAAA!!!
ResponderEliminarCualquier parecido con la realidad... es mera "Coincidencia"... !!! EXCELENTE man!... me late tu entrada...