martes, 22 de diciembre de 2009

De atenidos que se superan

Ser el consentido en casa tiene algunos efectos negativos: te conviertes en un inútil. Cuando vivía en Querétaro nunca lavé mi ropa, nunca me cociné yo solo y, es más, nunca tendí mi cama. Era un atenido total a mi madre.
Cuando recién llegué al DF se me presentó la realidad de golpe: tuve que hacer mis propias cosas y además contribuir a actividades generales. Ahora lavo mi ropa, me cocino yo solo y por supuesto mi cuarto siempre debe estar limpio (ocasionalmente "me tocan" lavar los trastes o tirar la basura).
Las primeras veces que me hice huevo revuelto no sabía como romper el huevo, de modo tal que sólo la yema y la clara cayeran dentro del sartén sin dejar ir un pedazo del cascarón. El secreto se lo debo a mi hermano: "golpea el huevo suavemente en la estufa y luego introduce por la fisura tus dedos pulgares, separando en dos partes el cascarón y dejando caer el contenido".
Suena fácil, pero yo no lo sabía. Ahora ya sé hasta hacer arroz y ponerle un huevo estrellado encima.

2 comentarios:

  1. JAJAJAJAAJ la etiqueta "inútil" JAJAJAJAJAJA.

    me latió la descripción de la técnica. saludos.

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  2. sabes hacer arroz! wow... eso si todavia no lo logro :(

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