Me desperté con la alarma. Estaba soñando algo increíble, pero ya no recuerdo qué era. Me costó terminar de despegar las pestañas para poder abrir los ojos, estaba muy cansada. Me paro al lado de la cama y me mareo, me doy cuenta de que no he comido nada en demasiadas horas. Camino medio insegura hasta la cocina, meto la cabeza en el refri y lo encuentro totalmente vacío. Regreso al cuarto, pero no entro. Me quedo en el marco de la puerta, y te grito en silencio. ¿Qué soy, tu mucama? ¿No sos capaz de caminar dos cuadras hasta un maldito supermercado y comprar comida?
¿Y sabés que es lo peor? que si yo dejo esto así y no hago nada, vos no vas a mover ni un puto pelo para cambiarlo. Eso es lo que me da bronca.
A ver si lográs darte cuenta.
Ojalá hubiera podido gritarlo hacia afuera. Talvez hubiera logrado provocar algún tipo de reacción. No sé si algún día quiera volver, son demasiadas las cosas que hacés y no hacés que me provocan arrancarte las pestañas, pero no quiero hablar de eso.
Grítalo!
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