Conforme vamos creciendo es más difícil socializar. Personalmente me cagan las personas lentas y payasas (o sea, no humildes).
Un profe nos dijo alguna vez que son los amigos de la prepa los más duraderos.
Fui a una prepa barata (tuve el mismo profe de Filosofía I y II, Derecho y Sociología, imagínense lo barato, je), pero conocí a unos chicuelos rifados. A pesar de que no nos vemos tan seguido, cada vez que se puede se vuelve a armar la dinámica agustín lara (ea) de siempre. En fin, después de años las cicatrices de esa banda siguen presentes y les rendiré acá un tributo (ea) con una vieja descripción que todavía puede ser vigente:
Somos un grupo de obesos hombres y mujeres de 40 años con problemas de calvicie, que beben mucha cerveza y escuchan funk. Nativos del sur de Atlanta y refugiados en la ciudad de Querétaro hemos decidido crear una alianza en contra de todo aquél que esté en contra del parque acuático "termas del rey".
Desprovistos de la más mínima educación y por ende de cualquier borona de fineza, somos incapaces de identificar el buen gusto y la belleza, somos los que van con chon garza, clientes eternos de doña maru. Todos ex estudiantes de la heroica preparatoria sur, todos ex compañeros del grupo 4, todos miembros del clut, seguimos cursos distintos en la actualidad. Desde robots hasta cocainómanos, desde manufactureros de carteras de imitación, hasta ayudantes de torteros.
Famosas son ya las legendarias pedas en la av presidentes no. 31, legendaria también es la ranger bicolor 1988. Nuestros lugares de desarrollo se mueven de norte a sur de la ciudad, de este a oeste.
Somos gente con un perfil bajo y ganas mínimas de sobresalir. Mediocres. Esperando el fin de semana para salir a tomar y tener sexo. Eso nos motiva.
Si habláramos de amigos del clut tendríamos que mencionar indudablemente a pelusa, the gato’s club, y el vagabundo del oxxo de pasteur. Si habláramos de gustos tendríamos que mencionar la clásica caguama de indio, los típicos hut nuts y la mayonesa chedraui.
Parte sin duda de las clases medieras y sobajadas, víctimas del consumismo y los placeres inmediatos, miembros de la generación “y” tan insensible, somos el futuro de un mundo sin futuro, parte de un sistema injusto que nosotros no pretendemos criticar, mucho menos cambiar, en el cual sólo queremos vivir.
Caminamos bajo la bandera de la arbitrariedad y lo absurdo, nos movemos por las sendas de la indiferencia y cotidianeidad. Somos hijos de lo superfluo y carecemos de cualquier motivación en la vida. En resumen, somos personas sin sentido.
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