-¿Cuánto tiempo tenemos?
-Dos horas aproximadamente, compré una cinta nueva.
Adrián hacía ajustes a la cámara de video de su papá a la vez que respondía a mi pregunta, se había quitado ya la camisa, con la ansiedad de quien no tiene una cinta nueva y dos horas más que suficientes para la hazaña que planea.
Yo me acerqué y detuve la mirada en la pequeña pantalla que revelaba el registro de la cámara; en ella pude apreciar una parcialidad de la habitación: un pálido azul en la alfombra, las paredes y la cama.
Con un movimiento de manos Adrián me indicó que fuera hacia él, sus ojos estaban puestos en mí, sin embargo daban la impresión de estar presenciando sólo mi cuerpo, como si este fuese el más opaco de los objetos, como si yo formara parte del escenario confortable, compartiendo su naturaleza. Obedecí a ciegas y posó sus manos sobre mí, estaban heladas, al igual que la habitación y la imagen en la cámara.
Corremos sobre la avenida más grande, corremos ciegos, desconociéndola.
El pasado nos acecha y sin embargo el futuro es un monstruo terrible de la incertidumbre, estrechamos nuestras manos a extraños para correr acompañados, incautos, jugamos bajo ese riesgo.
Adrián llevaba su camisa puesta, dijo que su hermano no tardaría en llegar y que debía irme. Sus palabras estaban en sintonía con el azul pálido de la habitación y los vientos de noviembre. No mencionó mi nombre, nadie menciona el nombre de la cajera del supermercado que verifica precios y entrega notas, nadie conoce el nombre de los músicos que amenizan la noche en el bar.
Quizá lo diga más tarde, mientras muestra el video a sus amigos.
Tal vez ellos no puedan resistir preguntarlo, así como mi teléfono y los procedimientos básicos para la proeza que él ya logró.
Nostalgia. Nostalgia que no pertence a un pasado mejor, nostalgia por aquello que idealizamos y nunca tuvimos.
ResponderEliminarElla terminará en los brazos de otro, sin que importe realmente. Que difícil es a veces darle sentido a las cosas man.
Creo que una de las cosas más terribles de la vida son las ilusiones frustradas; volverse un cuerpo pasivo que observa fríamente las cosas, sin que importen.
ya no podré etiquetar mis entradas con "roy" (mientras digo esto agito mi mano)
ResponderEliminareste es un tercer comentario, ea
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