martes, 9 de junio de 2009

Holy Mary

Mis pesadillas no son más peculiares que las de los demás.
En promedio, creo que todos soñamos con morir o vivir situaciones de extrema desesperación.
Pero soñar es la manera más común en la que tenemos acceso al subconsciente y eso me parece fascinante.

Mi pesadilla es estar sentada aquí, con un calor insoportable, conversando una y otra vez, cosas irremediables.
La impotencia, también, de desear algo que no puedes tener,
saber que nunca volverás a ver a una persona que amabas porque la enterraste bajo la tierra.

Mi pesadilla es la realidad de la condición humana y sus mentes trabajando en cosas como un campo de concentración, una bomba atómica o una guerra biológica, que bien podrían darme un desagrable estado emocional: no me asusta la muerte, me asusta la manera en que pudiese morir.

Mi pesadilla es, realmente, mirar al futuro y sentirme atrapada en la vida y lo que pudiera pasar: la claustrofobia de vivir.

Sin embargo, mi pesadilla más peculiar, fue alguna vez, hace un tiempo, cuando me desperté con una verdadera angustia, un temor real por haber comido... en un sueño.
En ese momento pensé que mi vida estaba tomando un rumbo realmente jodido, porque en verdad había olvidado cómo masticar, es jodidamente curioso volver a aprender a vivir.

3 comentarios:

  1. Muy cierto, la realidad puede tornarse en la peor de las pesadillas; eso es lo peor de todo, que no vas a despertar...

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  2. Tus escritos están muy hardcore para mí Fa, sin embargo, estuvo chido.
    Saludos.

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  3. Totalmente cierto FA... día a día hay situaciones dignas de ser consideradas absolutas pesadillas....

    SALUDOS!

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