Hoy no es mi cumpleaños.

Hoy no es mi cumpleaños.
Bueno, es 25 de marzo del 2124 y hace 17 años exactamente nací, pero en casa nadie festeja fechas como esta, contrario a mi club de amigos y yo, quienes no dejamos pasar ocasiones así para celebrar.
A papá (y seguramente a todos los adultos que conozco y desconozco) le parece estúpido que tenga un club de amigos y que dicho club se llame "Vestigio". Dice que es una total pérdida de tiempo recopilar documentos viejos que hablan de cuestiones obsoletas. Pero bueno, yo he leído en ellos sobre cosas muy interesantes como la filosofía, una extraña disciplina de la antiguedad que trataba, bueno, de explicar cosas como por qué las personas se enfurecen en ocasiones y de qué manera un gobernante (sí, gobernante, ¿puedes creerlo?) debe comportarse ante su pueblo. Alguna vez le conté que pasamos toda una reunión discutiendo sobre la libertad y la democracia, a él no le gustó pero, como es un gran tipo, no me reprochó realmente, ni siquiera me quitó los libros que hallamos en la vieja casa Modric... ¡y es ilegal! (en uno de esos libros leí que en épocas anteriores, si cometías una falta al núcleo -ellos decían "delitos"- pero no habías cumplido aún 18 años, no eras juzgado de la misma forma que un adulto).
De no haber creado el club vestigio y buscado papeles antiguos no estaría escribiendo en ti ahora mismo y por supuesto tampoco desearía que uno de esos "hippies" de 1970 apareciera con sus ropas coloridas, barbas frondosas y largas cabelleras a través de una de esas máquinas del tiempo que acaban de descubrir, no anhelaría que me llevara a su década e hiciéramos cosas del pasado, como ser rebeldes y buscar la libertad.

Ahora, querido diario, debo despedirme, pues Angélica ha preparado un pastel (comida dulce y poco nutritiva) para mí, incluso encargó frutas exóticas como manzanas y naranjas para festejar mi cumpleaños.

Con cariño, Julia.