Compré una cajetilla antes de subir al autobús mientras lastimaba mis brazos, ya heridos con navajitas, y ya sé, ya sé.
Las personas no me hacían querer volver, sentí ninguna necesidad pero ahora me doy cuenta de que me apoyé en el error de un alcohólico, un patán y cuatro adictos al jarabe para las alergias… ya pues, subí.
Y estaba esperando la ventana mi amor, que se quebrara, o salir con mi cabeza en alto, por ahí donde no se veía nada más que sombras y gigantes objetos burlándose, o llamando mi atención, como desde niño.
Se sintió entonces, lo percibí un poco, como si caminaras por ahí, arriba, a un lado… me recordabas.
jueves, 23 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Extraño, misterioso. Genial :)
ResponderEliminar