Fue en una fiesta casual, algún restaurante, o quizá se trataba de dos personajes en una obra teatral, no lo recuerdo con certeza y finalmente no importa, pues las tres situaciones representan lo mismo para mí. Se llamaba Mariela y llevaba una blusa rosada, cosa que guardo en mi memoria porque su nombre y dicho color se concebieron para estar juntos y esas cosas se graban en mi mente, a veces.
La charla era cortada y tediosa para variar y yo quería irme ya, pero lanzó una pregunta molesta que podría haberse ahorrado:
-¿Estás bien? quiero decir, ¿realmente bien?
Secamente me limité a contestar:
-Pues no, no en realidad.
Y continuó con afán, de manera innecesaria, vaya absurdo:
-¿Por qué? mira este lugar, es bonito, ¿no salías con una chica? y en un año te graduas ¿qué sucede?
Tracé una sonrisa con ligereza en mi rostro, fue automático y me habría mofado de ella, pero su vulnerabilidad no era ya consuelo para mí, así que sólo le respondí apresurando las palabras:
-Sucede que si fuese tan ingenuo como para depositar todo sentido en esas cosas, cualquier detalle azaroso o inoportuna coincidencia me tendrían llorando ante un altar, firmando un divorcio o inscribiendo al mayor de mis hijos en su cuarta preparatoria, viendo perdida toda pizca de congruencia. Sucede además, que no creo en cuentos de hadas urbanos, y aunque quisiera olvidarme por un momento de la mierda maquillada que comemos para nutrirnos y darme un festín, ya no podría.
Agradecí a Dios el silencio de la chica cuyo color de vestimenta y nombre combinan maravillosamente y tras media vuelta dejé el lugar, justo al cruzar la puerta recordé que no creo en dios y me sentí aliviado, abordé un taxi y pensé en los asaltos, comencé una oración que me enseñaron cuando niño para que el conductor no intentase hacerme daño y en instantes recordé, una vez más, que yo no creo en dios, estaba angustiado por la mala pinta del taxista. Así que encendí un cigarrillo y olvidé toda cosa existente más allá de mi tabaco y yo.
man, me latió muy chido tu entrada. ese rollo de principio - medio - fin - medio - principio - fin está del poder.
ResponderEliminarkudos
ME GUSTA LA FORMA EN QUE ESCRIBES Y DESDE EL COMIENZO DE LA LECTURA CREÍ SABER QUE ERAS TÚ... ESPERE AL FINAL PARA CONFIRMARLO... TÚ NO CREES EN DIOS SALUDOS COMPA... JANET
ResponderEliminarMe gustó mucho, la cotidianeidad y el sentimiento de "la vida pasa sin pena ni gloria"...
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