martes, 4 de agosto de 2009

Plataformas

Esta entrada me ha causado mucha dificultad; definir lo que realmente quiero es algo muy difícil. Enumerar en los primeros lugares de lo que quiero a ideas es más “seguro” que a personas. Una idea es menos variable que una personita, por el contrario estas últimas somos un manojo de impulsos incapaces de ser encapsulados (y eso es lo que nos hace tan especiales, esa ausencia de control y de razón). Por lo tanto elegir ideas me permite ser más coherente [es decir, podría citar acá un grupo de personas que quizás en un determinado tiempo y espacio son –o fueron- significativas, pero es muy posible que esa significación no dure para siempre (sin embargo, hay personas que considero muy valiosas y que podría mencionarlas sin problema)].
Definir –lo único- que “verdaderamente” quiero en este mundo es una tarea que no puedo realizar. Primero: no hay algo que quiera únicamente. Segundo: tengo dudas serias –epistemológicas- respecto al concepto de verdad (prefiero el de validez).
Lo que les puedo ofrecer acá es una breve indicación sobre aquello en lo que me baso (el lugar en donde me paro para ver el mundo). Ya lo he señalado anteriormente, son básicamente dos cosas: libertad y amor.
Es quizás el concepto de libertad el más usado, el más famoso y el más tergiversado desde aquél lejano 1789, cuando el periodo moderno burgués inició. El segundo es posiblemente el de amor. Expondré brevemente lo que representan ambos conceptos para mí (los conceptos no son acabados y, de hecho, me dejan bastante insatisfecho).
La libertad es una palabra muy pesada y no me gusta pensarla en relación a algunas interpretaciones (como la del neoliberalismo económico disocial y destructivo). Tampoco pretendo interpretarla como una capacidad de actuar sin límites (idea utópica de algunos estudiantes de sociología como Amanda, ea).
La libertad (junto con la igualdad) es el pilar más importante de la modernidad. Todos reprobamos el autoritarismo (aunque interesantes tesis hablan de que las corrientes históricas no nos conducen a la libertad, sino al bienestar, el cual puede ser alcanzado de distintas formas, una de ellas podría ser una dictadura, por ejemplo).
La libertad ha sido el pretexto perfecto de los modernos para llevar al extremo la voluntad individual. Todo aquello que fue firme ahora es líquido. Existe, para mí, un tipo de libertad utilitaria, que sólo justifica las tretas inhumanas de los grandes capitales (esta libertad viene acompañada de un tipo de razón, también utilitaria). Existe otra, real y humana, apegada a la convivencia social.
Me parece adecuado que se hayan roto los dogmas que justificaban el patriarcalismo del hombre caucásico (superioridad de género, racial, religiosa, etc.), pero no me parece adecuado que la libertad entre para despojarnos de todo (vaciarnos) y nos “dé” posibilidades ilimitadas. Cuando no poseemos nada (no hablo de cosas materiales), nada somos.
Entonces la libertad de la que hablo podría definirse como la autodeterminación individual y de los pueblos tomando en cuenta un principio esencial: el respeto a la dignidad humana (que no es más que el amor a uno mismo y al prójimo). La libertad a la que me refiero nunca puede ser la humillación o la negación de nuestra calidad de especie digna. La vida no es sólo supervivencia (como se nos enseña a creer), para vivir una vida deben existir ciertas condiciones, es decir, vivir una vida de refugiado, entre bombas y explosiones o con hambre no es vida.
La libertad es para mí también un modo de actuar ante los demás. Pienso que la vida no tiene sentido ni propósito, pero me gusta pensar en los “milagros” del azar (véase no estábamos para el romance, ea) y en todo lo que tiene que pasar para conocer a alguien. Entonces, basado en lo anterior, me parece que “dejar que sucedan las cosas” trae consigo los momentos más chidos que puedes vivir. El dejar que sucedan las cosas (naturalidad) implica no interferir, forzar o controlar (premeditadamente o no) una situación.
Me parece, finalmente, que la cualidad que mejor define al hombre es la de ser libre.
El amor me parece más complicado que la libertad, puede ser tratado desde la razón, pero sólo se comprende si lo sientes. Ahora, ¿cómo sabes que sentiste amor? ¿De dónde obtienes los parámetros? Bueno, podría “biologizar” el tema y “objetivizarlo”, pero no es el propósito escribir una pseudo tesis con pretensiones de llegar a ser lo “verdadero”. Además el tema es muy vasto y no es mi intención sintetizarlo en una guía de uso fácil.
Bueno, coincido con el concepto que Fromm se maneja: “el hombre nace solo y tiene por naturaleza un sentimiento de “separatidad”. Las personas siempre quieren superar este sentimiento y lo han logrado a través de la historia de distintas formas (ritos, drogas, etc.). La única forma de lograrlo es amando completamente a alguien, es la forma más efectiva de sentir la plenitud y aumentar los momentos de felicidad”.
“Existen varios tipos de amor: de padres a hijos (el más puro), de pareja, a la humanidad y a sí mismo. Cualquier tipo de amor posee cuatro características esenciales: cuidado, cariño, confianza y respeto. Sin alguna de estas lo que se da no es amor”.
Por otro lado coincido con el concepto que Giddens denomina “Relaciones Puras”, para designar el tipo de vínculos que se dan en las democracias avanzadas: "la relación pura tiende a ser la forma predominante de unión humana, que se establece por lo que cada persona puede obtener (Nota mía. Yo interpreto "lo que cada persona pueda obtener" como momentos, no como posesiones materiales) y es continuada sólo mientras ambas partes piensen que produce satisfacción suficiente para que cada individuo permanezca en ella".
Me parece, para concluir, que el amar completa y desinteresadamente es la puerta más directa hacia la plenitud.

3 comentarios:

  1. ¿buscas la plenitud? y la encontrarás en el amor y la libertad... En fin tu ensayo no me gusta, me laten cierta ideas, si es ensayo entiendo tanta argumentación pero al final nada somos...

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  2. Nunca dije: "busco la plenitud". Dije que a mí me parece que el amar completa y desinteresadamente es la puerta más directa hacia la plenitud. Plenitud es una idea que puede ser interpretada de la forma que quieras. Esa es mi interpretación. No esperaba que el texto le gustara a alguien, sólo escribí lo único que podía ofrecer para el tema. Por "nada somos", me refiero a que sin la carga cultural y "humana", somos una especie animal más.

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  3. oye... y tu querías meterte en historia? relee esta entrada y date cuenta de que hiciste bien en quedarte en socio...

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