Esta mañana nuestra segunda clase terminó antes de la hora supuesta, dejándonos alrededor de treinta minutos libres antes del seminario siguiente. Tiempo ideal para una desgastante cascarita futbolera.
Tras algunos goles dudosos y jugadas espectaculares mis compañeros de juego y yo nos sentamos a reposar un poco, estaba tremendamente sediento y decidí adquirir una botella con agua mineral para apaciguar la sed, pero al buscar dentro de mis bolsillos me percaté de algo terrible: había olvidado mi dinero en casa.
En ese momento no deseé la erótica compañía de mujeres hermosas, o un carro lujoso, ni siquiera una expresión sumamente romántica de amor en un castillo azulado junto a una princesa. Todas esas cosas dejaron de existir para mí en ese momento y mi mente no concebía anhelo distinto al de una bebida refrescante.
Somos animales, animales complejos, quienes conozcan mi empolvado blog personal sabrán que recurro a esa consideración frecuentemente, y también sabrán que me parece que las personitas adornamos de tremendo modo nuestros, vaya, bajos deseos con herramientas pertenecientes al conveniente mundo de las ideas.
No estoy seguro si fue Sartré quien dijo haber estudiado filosofía porque eso le permitiría conocer muchas mujeres y relacionarse exitosamente con ellas, lo que sí podría afirmar con relativa certeza es que continuamente confundimos (o intentamos confundir a los otros al viejo estilo del político malo) medios con fines y visceversa, muchas banderas simbolizan aparatajes rebuscados y en ocasiones altruistas que nos sirven para validar nuestras acciones sin profundizar hasta enterarnos de la animalidad y simpleza de los fines que éstas esconden.
Me gustaría explicar estos puntos de manera más pausada, con más argumentación lógica y menos señalamientos llanos, sin embargo mi deseo al respecto es débil a comparación del que tengo por ducharme y leer un poco.
Saludos mis hermanos.
En determinadas circunstancias la sutileza de las ideas no puede contra las indispensables necesidades básicas, pero hay diferencia entre lo que más se quiere y lo que se necesita o se desea.
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